lunes, 11 de diciembre de 2017

CAYO AMBERGRIS (Noviembre, 2016)

Cuando pasó nuestra estancia en San Ignacio, lo mejor estaba aún por llegar. Nos condujeron a un aeródromo a las afueras de la ciudad, construido en mitad de una de las pocas zonas planas de la selva. El típico pequeño aeródromo que se pueden ver en películas de narcos o Vietnam.
Cogimos una pequeña avioneta que tras sobrevolar el país entero en poco más de una hora nos dejó en el Aeropuerto de Belize City. Cambiamos de avioneta a una similar y en media hora, tomaba tierra en la pequeña isla de Ambergris Caye.
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¿Qué es Cayo Ambergris os preguntareis? Yo lo definiría como un pequeño trozo de paraíso tropical. Uno de los lugares más apasionantes y exóticos que he visto.
Si buscamos una descripción objetiva, diría que es una pequeña isla tropical situada en el mar Caribe a pocos kilómetros de Belize, perteneciente a dicho país. Su capital es San Pedro, no tiene mucha población y esta vive principalmente de la pesca y del turismo de lujo por parte de los Americanos ricos que pasan sus vacaciones en los resorts a lo largo de la isla.
Aquello que veía de camino al resort en ese taxi, no se parecía a nada que hubiese visto antes. Nada que tuviese relación con los países que ya conocía. Me sentía muy afortunado de estar ahí.
Nuestro resort se situaba a unos dos kilómetros de San Pedro, al pie de la costa.
Un medio círculo de apartamentos mirando al mar Caribe y can un bar-piscina en el centro del medio círculo en donde la mayoría de los huéspedes se agrupaban para relajarse, enborracharse, relacionarse con otros huéspedes y disfrutar de sus días de vacaciones tan preciados antes de volver a la rutina.
Estar en ese resort me daba la impresión de seguir en los estados unidos pues no veías más que ha Americanos blancos, rojos por el sol y los trabajadores locales del resort.
Relajarse estaba bien, ese resort era un lujo inimaginable y era genial para desestresarse, pero no quería pasarme todos los días ahí y tirar por suelo la oportunidad de explorar y disfrutar de las oportunidades que me daba Ambergris Caye.
Desconecté. Me dediqué ha explorar y ha hacer todo lo posible para disfrutar de esos días. Apagué mi móvil salí del resort y busqué alguna actividad para divertirme.
Mi familia conocía a mucha gente en la isla pues venían muy a menudo, y eso era una gran ventaja para integrarme con los isleños.
Fuí ha pescar en el caribe, buceé, fuí a fiestas, paseé por las calles de San Pedro, por la playa, navegamos en barco a lo largo de la isla hasta México...
Fué una semana incríble y nunca la olvidaré.
Soy una persona inquieta y aventurera, y necesito moverme, explorar, integrarme en otra sociedad, conocer gente, explorar, vivir...
Fue triste cuando todo acabó y estaba de vuelta aterrizando en ese aeropuerto en Houston y más tarde en Kansas City. Otra vez con nieve en las calles y un duro frío invernal que me trasladó de vuelta a el mundo real... pero estaba contento y agradecido de haber podido vivir esa experiencia.
Contento e impaciente por volver a salir, alejarme de todo y seguir viajando y explorando este mundo que tantas oportunidades nos da para vivir y ser felices.

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